Ponencia en Encuentro de Investigadores del INA – IFRH 2016

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Hemos participado de la nueva Edición del Encuentro de Formación de Investigadores en Recursos Hídricos.
y aquí está nuestro trabajo sobre Estanislao Zeballos y su visión de la región en el libro «La región del trigo»

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Otro crimen social más y van… (Eduardo Grüner)

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http://www.ips.org.ar/?p=6870

1.
Otra vez. No terminamos de procesar lo de Once, y siguen los muertos. A esta altura ya es una perogrullada decir que –si bien todos los muertos son indignantes porque son todos igualmente víctimas de la perversión del sistema- son siempre los trabajadores, los pobres, los sectores marginados y excluidos los que sufren las peores consecuencias: no solo porque son más vulnerables y están más desprotegidos por las deficiencias edilicias, la escasez de infraestructura o la precariedad (cuando no directa inexistencia) de sus servicios asistenciales; también por su carencia de recursos simbólicos, de acceso a la opinión pública, de organización social, en fin, por el hundimiento en aquello que clásicamente Oscar Lewis llamaba cultura de la pobreza . Una “cultura” que se ha terminado transformando en una verdadera “segunda naturaleza”, que les impide hacer frente adecuadamente a la “primera”, cuando esta se derrumba sobre sus cabezas, y que ninguna AUH alcanzará, y cada vez menos, a paliar. Es una consecuencia perfectamente lógica del capitalismo, desde ya: el capitalismo no es únicamente un modo de producción extractor de plusvalía, sino –como efecto multiplicado de su “base económica”- un sistema sociometabólico (como lo llama Istvan Meszarós) que afecta a la totalidad de la vida de todos los que vivimos atrapados en sus mallas, pero de manera especialmente dramática a los “humillados y ofendidos” por necesidad del sistema: desde el deterioro de las condiciones de vivienda hasta la caóticamente desigual distribución del espacio urbano, desde la peligrosidad de las redes de transporte a la sobrecontaminación del aire o la superpolución sonora, y por supuesto la insuficiencia de elementales defensas eficaces contra las inundaciones y otras catástrofes “climáticas”, los efectos de un sistema en el cual –como decía el Marx de los Grundrisse – “el hombre es apenas un medio , y el fin es la reproducción de la ganancia”, se hacen sentir de manera trágica sobre aquellos hombres y mujeres que son más medios que otros. Si hay capitalismo, no hay “catástrofes naturales”: los desastres meteorológicos también son una materia prima y un escenario de la lucha de clases. Siempre hay que estar repitiendo estas generalidades, porque siempre corren el riesgo de quedar desplazadas de la vista por las disquisiciones ad infinitum o las discusiones bizantinas (con todo el debido respeto a la exquisita cultura bizantina) a propósito de quien / es detenta / n las responsabilidades particulares e inmediatas. Pero, atención: al mismo tiempo hay que saber que, en sí mismas, son generalidades que corren su propio riesgo, inverso al anterior: el de transformarse en abstracciones verdaderas, sí, pero que terminen diluyendo en la generalización las responsabilidades particulares e inmediatas, que efectivamente existen. Las sociedades capitalistas no son todas iguales: Amsterdam, por caso, es una ciudad virtualmente construida sobre el agua, y donde llueve mucho; nunca se ha sabido que un día de precipitaciones pluviales excesivas causara medio centenar de muertos. Aquí no se trata de postular las ventajas de un mundo “primero” sobre otro “tercero”, mucho menos de afirmar que hay capitalismos “mejores” que otros –después de todo, un país de imperfectísimo “socialismo” y de desarrollo económico y tecnológico incomparablemente menor no digamos ya a Holanda, sino a la Argentina, como Cuba, ha podido capear con menos pérdidas humanas temporales y huracanes mucho peores que las lluvias de Buenos Aires o La Plata: simplemente, les importa un poco más eso que se llama “la gente”-. Pero sí se trata de decir que, si todo capitalismo es por definición “salvaje”, en el nuestro el salvajismo descontrolado de las complicidades entre las clases dominantes, el Estado y los cómicamente denominados “representantes” del pueblo y de la clase política transforma a esa entente (lo supimos siempre, lo supimos de nuevo hace poquito por Once, lo seguimos sabiendo hoy mismo) en una horda “objetivamente” –y a veces muy subjetivamente- embarcada en la siniestra serialidad de los “crímenes sociales”.

2.

Hubiera sido patético, ridículo y hasta risible –si no fuera por la abyecta obscenidad que implica en medio de otra de esas “tragedias inevitables”- ver en los medios a funcionarios del gobierno nacional, de los provinciales y / o municipales, etcétera, invocando a una climatología “imprevisible” y simultáneamente pateándose entre ellos las responsabilidades, deméritos, ineficacias o inoperancias (¿en qué quedamos?: o es igualmente imprevisible para todos, o si hubo inoperancia es que se podía prever). Desde luego que nadie pretende –sería absurdo- que admitan en voz alta que la culpa es de ese capitalismo pluscuamsalvaje que ellos encarnan a plena conciencia y satisfecha corrupción, y con el cual todos -hay grados, como siempre, pero sin diferencias de “naturaleza”, valga la expresión- se han complicado a imagen y semejanza de sus padres y abuelos (porque se trata de una auténtica tradición nacional). Ni nadie pretende –sería impensable- que confiesen públicamente que los impuestos que pagan los ciudadanos, o los dólares con los que practican una retención obsesiva-anal, lejos de invertirse en las obras de infraestructura que pudieran protegerlos mejor contra los “imprevistos”, se usen para seguir pagando (con intereses, como Dios manda) a los fondos buitres (¿se ve la extrema finura de la perversión? al igual que al obrero, no contentos con extraerle plusvalía, se le hace pagar IVA para comprar la mercancía que él mismo elaboró, al pobre tipo que le aumentaron 500 por ciento el ABL lo ahogan , literalmente, porque su dinero fue a parar a las arcas imperialistas que, mediante las correspondientes “correas de transmisión” locales, van a seguir explotando a sus parientes, a su clase, a su pueblo, a su nación). Nadie pretende –sería inconcebible- que reconozcan que la propia lógica, ella sí “inevitable”, de los ultrasalvajes negocios inmobiliarios y la especulación con las tierras urbanas de las que son socios por acción u omisión impiden -no es solo un tema de “voluntad política”- una planificación racional de las estructuras urbanas que solo sería presuntamente posible bajo el control estricto y autónomo de los ciudadanos, los usuarios y los sectores populares más “afectables”. Nadie pretende –sería ingenuo- que expliciten las conexiones (no tan) “secretas” entre este desastre “ecológico” y la “ecología” económica y política que dirige a la megaminería y el genocidio de los Qom. Nadie pretende –sería inimaginable- que se autocritiquen de estar transformando una gran tragedia nacional causada por ellos mismos (continúan las finuras perversas) en un repugnantemente mezquino tironeo para ver quién consigue mejor posición negociadora en la Sociedad de Irresponsabilidad Ilimitada que continuará sin cambios sustanciales después de las elecciones de octubre. Nadie pretende nada de eso. Y sin embargo, nada de eso se puede dejar de decir. No se puede dejar de decir que, si no bastaban los hechos sociales para dejar en claro los límites infranqueables de los múltiples “relatos” con que nos atosigan, ahora llegó la mismísima naturaleza para anegar con su furia las imposturas –queridas o no, tanto da- de unos y otros socios de la gran estafa. Con los “derechos humanos” atragantados de las aguas servidas y las miasmas de nuestras polis, ¿dirán ahora que la Naturaleza misma está entrando en Plaza de Mayo “vestida de rojo”? ¿Estarán pensando en aplicarle la Ley Antiterrorista?

3.

Ahora bien: si se me permite parodiar afectuosamente una probadamente eficaz campaña publicitaria, ¿quién podrá decir todo esto? Para volver al principio de esta nota: ¿quién podrá reconectar aquellas “generalidades abstractas” con estas “particularidades concretas”, enunciando con rigor y consecuencia las articulaciones entre ambas que hagan reconocibles e irrefutables los límites “narrativos” –y desde luego fácticos- de la fina perversión que nos rodea? Respuesta obvia: Nosotros, la Izquierda. Y absolutamente nadie más. Ya sé que en estos mismos momentos se está haciendo, que partidos, organizaciones, agrupamientos están produciendo sus declaraciones y documentos en esta dirección, “más allá de sus diferencias”. Pero justamente, ante una circunstancia como la presente –así como sucedió ante Once o ante Mariano Ferreyra-, se debería estar más acá de las diferencias. Se requiere una movilización conjunta de todas las energías de la izquierda –al menos la agrupada en el FIT, si no fuera posible por ahora más amplitud- que “saque a la calle”, por así decir, esta discusión por todos los medios posibles (desde los propiamente “mediáticos” a los actos públicos, desde los manifiestos unitarios a las asambleas en fábricas, barrios, universidades, etcétera) para mostrar que, en efecto, solamente la izquierda está en condiciones de denunciar con argumentos sólidos todo lo que este nuevo episodio condensa en materia de responsabilidades tanto “coyunturales” como “estructurales”, y todo lo que significa como nueva insistencia de una materialidad siniestra que ya ningún “relato” alcanza para desviar de la vista. ¿Sería esto, además de muchas otras cosas, también una “campaña política” con vistas a octubre? Claro que sí. Solo que con la radical diferencia de que permitiría dejar nítidamente establecido que esta campaña no es por una mayor porción de la torta asesina, sino para demostrar que la única manera de que la “torta” no siga matando es cambiando de cuajo los ingredientes y, sobre todo, la receta. Que de no ser así, seguirán ocurriendo “tragedias inevitables”. Y que eso, ni un milagro del Papa nacional y popular podrá evitarlo.

Agua privada

El primero que, habiendo cercado un terreno, descubrió la manera de decir: Esto me pertenece, y halló gentes bastante sencillas para
creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil.5 ¡Qué de crímenes, de guerras, de asesinatos, de miserias y de horrores no hubiese
ahorrado al género humano el que, arrancando las estacas o llenando la zanja, hubiese gritado a sus semejantes: «Guardaos de escuchar a
este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos pertenecen a todos y que la tierra no es de nadie!» Pero hay grandes motivos para
suponer que las cosas habían ya llegado al punto de no poder continuar existiendo como hasta entonces, pues dependiendo la idea de
propiedad de muchas otras ideas anteriores que únicamente han podido nacer sucesivamente, no ha podido engendrarse repentinamente en
el espíritu humano.
Rousseau

Ya pasó con la tierra, ahora el tema va por el agua. Se llama «Capitalismo»

http://www.lacapital.com.ar/informacion-gral/En-el-pais-hay-35-lagos-rios-y-lagunas-apropiados-y-explotados-por-privados-20120710-0012.html

Primer Contrato de Aguas Corrientes. Rosario 1868

Lo que sigue, es el texto íntegro del primer contrato que se firmó entre el Municipio de Rosario y el Emilio Landois por medio del cual, este último se hizo cargo de las primeras prestaciones del servicio.

El texto tiene algunos detalles que son de gran importancia para comprender algunas cuestiones relativas a la importancia de la salud pública en ese momento.

Para poder tomar una idea de lo que era la ciudad de Rosario en este momento, debemos tener como referencia el plano de Grondona que hemos reproducido que si bien es diez años anterior, permite una estimación aproximada de la dimensión de la ciudad.

A continuación, el texto.

En la ciudad del Rosario de Santa-Fé, á siete de Agosto de mil ochocientos sesenta y ocho; – Comparecieron ante mi el presente escribano público y municipal, y los testigos al final firmados, el Presidente de la Honorable Corporacion Municipal de esta ciudad don Jacinto Corvalan, los señores don Fermín Rodriguez, don Santiago J. Wild y don Fermín Laprade, municipales encargados de celebrar el contrato que debe verificarse con los señores don Emilio Landois y compañia, sobre el establecimiento de aguas corrientes en esta ciudad, todos de este vecindario, capaces de contratar, á los que doy fé conozco, y dijeron: que habiendo sido autorizados por la Honorable Corporacion Municipal, reunida en sesion de cinco del corriente, según consta de la acta labrada en la misma fecha, la que me ha sido presentada para este acto por el secretario de la misma don Joaquín de Quintanilla, de que doy fé, para celebrar el contrato con los señores D. Emilio Landois y compañia para el establecimiento de aguas corrientes en esta ciudad, con arreglo á las bases aprobadas por la ley de fecha tres del corriente mes y año; y poniéndolo en ejecucion en la via y forma que mas haya lugar por derecho, y en uso do las facultades que segun la acta referida les han sido conferidas, otorgan: que conceden á los señores don Emilio Landois y compañia el permiso para abrir zanjas en las calles de esta ciudad y colocar los caños que crean necesarios para la distribucion de las aguas, bajo las condiciones siguientes:

Artículo primero. El agua será sacada del río Paraná al Norte de la ciudad, será filtrada y purificada por medios naturales, con esclusion de todo proceder químico, y sujeta en todo tiempo al exámen de la Municipalidad: dicha agua se llevará por caños de fierro á depósitos propios tambien de fierro, bien tapados y situados al Este Oeste y Norte de la ciudad como tambien se surtirá á las casas particulares que lo necesitaren.

Segundo— La compañia se compromete á componer con toda perfeccion el empedrado, macadam ó piso que tendrá que remover en las calles por donde pisarán los caños.

Tercero— La compañia construirá gratuitamente en el centro del mercado ó punto inmediato una columna de distribucion de agua de capacidad como de cincuenta pipas al dia y que la Municipalidad dispondrá para el uso público de su dependencia y sin remuneracion ninguna á la compañia.

Cuarto— Para socorrer en caso de incendio la compañía se compromete á dejar en cada manzana por donde pasen sus caños, un bitoque cerrado con llave, de la que tendrá una la Municipalidad y que no podrá usar de ella sino para el caso indicado. El agua que para este objeto sea empleada será dada enteramente gratis á la Municipalidad ó particulares que la solicitaren con este fin.

Quinto— La compañía no obligará á nadie á comprarle agua dejando á cada uno la plena libertad de hacer lo que mejor le convenga; y al que quiera favorecerla se la suministrará á precios convencionales.
No podrá obligar á ninguna casa particular á que le compre sus caños surtidores, dejando libre al propietario de hacerla compra á quien quiera.

Sexto— La compañia se encarga tambien de abastecer el agua necesaria al riego de las quintas ó chacras alrededor do la ciudad prévio arreglo con los interesados.

Septimo— La compañia colocará un caño que provea de agua á la plaza principal de esta ciudad la que será procedente del contenido de la columna del mercado con el objeto que la Mucipalidad crea conveniente. Octavo— Es obligacion igualmente de la compañia dar el agua necesaria de la procedencia del artículo anterior, para regar la poblacion y á colocar un bitoque en cada boca-calle por donde pasen caños de la compañia.

Noveno— La compañia se compromete, un año despues de estar funcionando, á tener dos máquinas y depósitos de fuerza y capacidad suficiente para proveer de toda el agua necesaria para el consumo de la poblacion, siendo entendido que la compañia está obligada á surtir del agua necesaria, sea cual fuere el número de habitantes que contenga la ciudad y la solicite.

Décimo— La compañia se compromete á tener establecidas sus máquinas, depósitos y caños principales de modo de poder empezar la distribucion de agua el dia treinta y uno de Marzo del año sesenta y nueve próximo, para cuya fecha estará tambien colocada la columna de agua en el lugar que se destine en el mercado, ó fuera de él y en disposicion de llenar el objeto para que se destina.

Undécimo— La compañia se compromete á surtir con la cantidad de diez pipas de agua diarias, á cada plaza de las creadas y las que se crearen ó mercados públicos, siempre que los caños de la empresa lleguen á cualquiera de los cuatro ángulos que formen cualquiera de las plazas ó mercados, sin que se comprendan en este artículo lo dispuesto en el tercero y septimo, y sin que pueda cobrar por ello retribucion alguna, bien entendido que esta obligacion cesará en el acto que se establezca otra empresa de la misma naturaleza.

Duodécimo— La Municipalidad durante el lapso de tiempo establecido en el artículo décimo, no oirá ninguna clase de propuesta para el establecimiento de otra empresa de esta naturaleza.

Décimo-tercio— La Municipalidad esta obligada á permitir á la compañia la extraccion de las aguas necesarias del Eio Paraná, pudiendo esta establecer el resguardo necesario para la represa y sus caños, siempre que esto no perjudique á la navegacion.

Décimo-cuarto— Es tambien obligacion de la Municipalidad solicitar del Excelentísimo Gobierno de la Provincia, pida al de laiíacion sea exonerada la compañia de los derechos de importacion de los materiales necesarios para el establecimiento de las aguas corrientes en esta ciudad del Rosario.

Presente á este acto don Emilio Landois socio y representante de la razon Emilio Landois y compañía, sin impedimiento alguno para otorgar esta escritura, que de habérselo yoesplicado y el compareciente manifestado no estar comprendido en ninguno de ellos—doy fé; enterado del contenido de esta escritura, dijo: que en nombre y representacion de la sociedad Emilio Landois y compañia, la acepta con todas las condiciones contenidas en los catorce artículos. En su consecuencia, los otorgantes dan por perfectamente celebrado este contrato, el cual se obligan aguardar, cumplir y observar en todas sus partes, y á no reclamarlo ni interpretarlo en todo ni en parte con motivo alguno, y si lo hicieren, á mas de no ser oídos en juicio ni fuera de él, quieren y consienten en ser compelidos á su cumplimiento por toda via legal y condenado ademas en las costas, daños y perjuicios que se originen al cumplidor, deferida su liquidacion en su sola relacion jurada, pues se relevan de otra prueba. A la observancia de lo referido los otorgantes obligan, cada uno por su parte, á sus representados como pueden y deben en forma y conforme á derecho, con sumision ájueces competentes, renunciacion de leyes y derechos á su favor y la general en forma. Asi lo dijeron, otorgan, y previa lectura, en cuyo contenido se afirmarou y ratificaron, lo firman, haciéndolo don Emilio Laudois, con la razon social, siendo testigos don Luis Pastor y don Ensebio P. Suarez, vecinos, á los que doy fé conozco. Esta escritura signe inmediatamente á la de venta otorgada el tres del corriente por don Marcelo Carballo á don Leonardo Nicoloriche, al folio cién vuelta. Es cópia del original.
Zacarías Machado

Terrenos inundables. Saladillo, 1932

Como en otras tantas ciudades del mundo, el proceso de expansión de la «mancha urbana» fue con los pobres como ariete. Los terrenos más vulnerables desde el punto de vista ambiental, iban siendo ocupados por los más pobres, como el caso que a continuación mostramos.

No es de extrañar entonces, que estas políticas de ocupación entraran cada tanto en crisis, cuando un exceso de lluvias en la cuenca de los arroyos, provocara las inundaciones que comenzaban por perjudicar a estos habitantes.

Eran terrenos baratos, que estaban al acceso de los trabajadores (que además, trabajaban por esa zona)

Las grandes obras de saneamiento y de prevención de inundaciones se hicieron mucho después, cuando las inundaciones perjudicaron a otros sectores sociales, con más capacidad de presión, o con una voz que se oía más fuerte en lo que llamaríamos la esfera pública rosarina.

año 1932